sábado, 17 de mayo de 2014

EL PUERPERIO DE MAMÁ

Como sé que algunos de vosotros no pudisteis obtener un ejemplar de "El puerperio de mamá" y me preguntáis cómo conseguirlo para poderlo leer, he decidido colgarlo en el blog.
Gracias

EL PUERPERIO DE MAMÁ - Araceli Villalba Bautista

A mis tres perlas preciosas

©Todos los derechos reservados

 

 

Para ti

 

No sé,

no sé cómo decírtelo

¿me oyes?

pienso en ti

¿cómo contarte todo aquello?

¿qué sé yo cómo decírtelo?...

 

Ayer te quise,

hoy te quiero,

y mañana,

mañana será un ayer,

un hoy,

un te estoy queriendo.

 

Ahora y siempre

PENSARÉ EN TI

 

Araceli Villalba (1989)

 

 

Azul el cielo,

azul el mar,

azul los ojos

y tu mirar

 

Araceli García (2011)


1

 

Celi

 

¡HOLA! Me llamo Celi y casi tengo cuatro años. Soy una niña rubia, con ojos marrones.

 

Mamá dice que no son marrones sino híbridos, entre verde y marrón, según la luz a la que se expongan, es decir, son exactamente igual a los de ella. Debo recalcar esto, pues ella se afana en decirlo una y otra vez a todo aquel que le comenta que me parezco a mi papá.

 

Bueno, a lo que iba, soy bastante guapa e inteligente y llamo la atención a cualquier persona con una simple sonrisa, ó, haciendo lo que a mí me da la gana, es decir, siendo independiente.

 

Me gustaría poder explicarme tan bien, que cuando terminaras de leer este libro, comprendieras cómo me siento en este preciso momento. Aquí y ahora. Pero como soy pequeña, no sé si me voy a saber explicar. Tú sabes leer, eres mayor que yo, así que espero tu comprensión.

 

Soy bastante cabezota y, a veces, no me gusta mucho eso de compartir mis juguetes con los demás. Antes de bajar a jugar a los columpios, si quiero llevarme algo conmigo, mamá me explica mil veces que si lo bajo tengo que dejárselo a los otros niños, pero me cuesta tanto… A ella no le gusta nada este comportamiento mío, así que siempre termina por dárselo a quien ella quiere, y yo lloro y lloro, hasta que se me pasa y sigo jugando con otra cosa, porque sino, sólo existe una solución: subirnos a casa.

Mamá dice que todos somos iguales, que es bonito estar con gente, compartir, jugar juntos, y en estos días canta a menudo una canción de Bob Sinclair cuyo estribillo dice “one day we will be together”, que significa, un día estaremos juntos. Lo sé porque voy a clases de inglés, y porque ella conoce los dos idiomas, inglés y español, realmente, sabe más, pero no viene al caso hablar de ello.

 

Para mí ella es muy lista e inteligente. Fíjate que puede hacer cosas con ambas manos… ¡uf! ¡qué difícil veo yo eso!

 

Papá es muy divertido. Me gusta mucho jugar con él con las piezas de construir, como les llamo yo, porque tiene mucha imaginación para hacer casas chulísimas. También dibuja muy bien, me hace unos dibujos para que los pinte muy bonitos y me enseña, me dice cómo lo tengo que colorear, aunque a veces me salgo y el dibujo queda un poco regular. Sólo un poco.

 

2

 

El cuadro del ambulatorio

 

Oh-oh… ¿todavía estás leyendo?... se me ha dibujado en la cara una sonrisa de oreja a oreja…. ¿debo pensar que me has cogido cariño?... mmm… eso me gusta, me gusta que la gente me quiera, ¡qué difícil es eso hoy en día!... con lo que me gusta a mí engañar a la gente… sí, sí, has leído bien, que se crean por ejemplo, que no estoy, y en realidad esté escondida en algún lugar, o, como cuando mamá le dice a papá en alto, mientras está abriendo la puerta de casa para entrar: “¿has visto a Celi?”, y me guiña un ojo que yo casi no alcanzo a ver desde mi escondite, y papá le contesta: “no, acabo de llegar… ¿voy a buscarla?”… y antes de que mamá diga que sí, o que no, yo voy saliendo de mi escondite y digo en voz muy, muy alta: “¡SUSTO!”. Papá siempre se asusta, da un pequeño salto. Yo siempre me he preguntado por qué papá duda en ir a buscarme y le pregunta a mamá, esperando una contestación… Es mi padre, debería venir a buscarme rápidamente. Yo lo haría si él se perdiera.

 

Yo, aún siendo pequeña, aún sin tener la edad para coger un bolígrafo y escribir, a veces pienso que deberían cambiar ciertas cosas en este mundo. Como por ejemplo, los derechos de los niños, esos derechos que cuelgan en la pared del ambulatorio cercano a donde yo vivo y que muchos niños no los tienen. Para mí no son nada complicados. Mamá los leyó el otro día en alto y me parecen muy justos. Esto es lo que pone en el póster de la pared.

 

Derechos y deberes del niño:

 

1.             Derecho a la igualdad.

2.           Derecho a la protección.

3.           Derecho a la identidad y a la nacionalidad.

4.           Derecho a tener una casa, alimentos y atención sanitaria.

5.           Derecho a la educación y a la atención al disminuido.

6.           Derecho al amor de los padres y la sociedad.

7.           Derecho a la educación gratuita y a jugar.

8.           Derecho a ser el primero en recibir ayuda.

9.           Derecho a ser protegido contra el abandono y la explotación.

10.        Derecho a crecer en solidaridad, comprensión y justicia entre los pueblos.

 

Fuente: Grupo2 Comunicación Médica 2006

 

Creo que el primero es el más difícil… fíjate que yo no me veo igual a mi hermano. El tiene los ojos azules y es más pequeño… No sé cómo podríamos hacer para ser iguales y cumplir ese derecho. Se lo voy a tener que preguntar a papá, a ver si me lo explica…

 

3

 

La canción

 

“One day, we’ll be together

We’ll never be apart,

One heart, one mind yeah

One day, we’ll be together

Remember this old world is yours and mine.”

 

¡Qué bonita canción!. Se titula “Together” y la cantan niños como yo… ¡es genial! Genial y muy pegadiza… ¡ay, la música!... ¡qué grande es la música!... como dice mamá: “¡cuánto genio hay entre la música!”. A mamá le gusta mucho la música, de hecho, ella no nos enciende la tele, nos pone música, y por eso yo conozco muchas letras de canciones. Y a veces las canto, y bailo delante de Javier. Él se ríe, siempre se pone contento cuando me ve, eso me hace sentir importante. Ya tengo ganas de que ande y podamos jugar a correr, seguro que le pillo. Yo soy la mayor, me hice “mayor” cuando él nació, no puede haber dos pequeños y de diferentes edades, y él era el pequeño.

 

Javier es mi hermano. Es un rubio con ojos azules muy, muy guapo, tanto es así que llama mucho la atención, y a veces a mí no me hace mucha gracia. Mamá eso lo sabe, y siempre que le dicen algo de él y estoy yo delante, dice algo sobre mí. Parece una tontería, pero eso a mí me parece justo, que, ¿por qué? porque me siento mejor.

 


4

 

Irene

 

Irene es… ¿cómo puedo definir a Irene?... Irene es indefinible, nunca terminaría de definirla, porque ninguna palabra la puede definir, excepto, única. Irene es “única”.

 

“Tenéis que tratar el cuerpo con amabilidad” Así empezaba una etapa de mi vida que no olvidaré nunca. El segundo puerperio (post parto para los amigos) de mamá.

 

Irene es quien inspiró a mamá a escribir este libro.

 

Ella, en sus clases de post parto, se empeña en decir que tienen que apoyarse unas a otras. Y les hace reír. Y les deja hablar. Ella ordena el desorden y crea una magia especial en sus clases, ó, como ella dice, no son clases sino ayuda en el puerperio. ¡Y no veas lo bien que le ha sentado a mamá esa ayuda…!

 

En esas clases-ayuda a las que yo he asistido en alguna ocasión, he conocido a otros nenes y nenas. Uno llora, otro se ríe, otro se cae hacia un lado e Irene va rápido a levantarlo. Ella, muy amablemente, lo vuelve a sentar como estaba.

 

Irene tiene unas manos muy especiales. Unas manos que hacen de ella, ó ella hace de sus manos, un tocar muy especial, eso dijeron mamá y papá después de acudir a una de sus sesiones, ó Javier, un día que no paraba de llorar y ella le hizo unos masajitos en la barriguita y se tranquilizó.

 

“Hay que aceptarse como uno es”. Otra de las frases de Irene. Algo muy difícil pero lo mejor para encontrar la paz interior que muchas veces se necesita.

 

Un día, Irene le preguntó el nombre que le iba a poner mamá a Javier, y le dijo que no debería poner el nombre de una persona, pensando en otra. Mamá le recordó que yo me llamaba como ella, e Irene le contestó que entonces sería como ella, a lo que mamá le contestó que le parecía perfecto, que tendría virtudes y fallos y que no le molestaba, pues de ese modo le ayudaría mejor, porque esas virtudes/fallos se convertirían en algo material, ya que la experiencia es un grado y, ella había vivido con ellos. Irene le dijo que el ejemplo más claro estaba en Jesús, y mamá le pidió que se lo explicara.

 

Según Irene, todas las personas que se llaman así, a los 33 años les ocurre algo. Y ese algo, según ella, estaba probado. Y mamá se fue a casa meditando sobre el tema. Y, ¿cuál fue la conclusión a la que llegó?...

 

…Vamos a ver: el año tiene 365 ó 366 días, de 24 horas cada uno. Sería mucha casualidad, que, en la actualidad, algún hombre cuyo nombre fuera Jesús, y cuya edad coincidiera con 33 años, en todo ese tiempo (8.760 u 8.784 horas) no le ocurriera algo especial…pensó…

 

En fin, que cada uno piense lo que quiera, porque somos libres de hacerlo, pero a ella esa teoría no le convenció para nada, aunque respeta su forma de pensar.

 

5

 

El anuncio

 

Mamá le anunció a papá que estaba embarazada, mientras veían un desfile de UNICEF en el Casino de mi ciudad. En ese desfile salía yo con un globo rojo, y, mientras intentaba no caerme por la pasarela,  mamá le hizo una escuchita a papá. Yo pasé cerca de ellos, saludé un poquito con la mano escondida, dí media vuelta al final del recorrido y volví por donde había venido. Tal cual lo tengo que hacer pasado mañana. En el mismo desfile un año más tarde. ¡Me voy a hacer una profesional de la pasarela! y Javier lleva el mismo camino, je, je… ;-)

 

Mamá vino a recogerme. Yo estaba con mi prima Laura. Nos aplaudieron mucho. Lo habíamos hecho genial… Laura y yo formamos una gran pareja. Lo cierto es que aunque nos vemos todos los días, nos cuesta mucho separarnos, y todos los días mamá me dice que está harta del numerito que le monto por tener que ir cada una a su casa, pero me lo paso tan bien con ella. Es mi prima, o, tata, tal como le llamo.

 

No sé, pero, aún sin saber mucho, creo que no hay nada como tener una familia, casi perfecta como la mía.

 


6

 

El embarazo

 

El embarazo, el segundo de mamá, transcurrió de una manera perfecta, hasta que llegó el insomnio.

 

A raíz de este estado mental, del insomnio, conoció mamá a Irene.

 

Mamá cogió una tarjeta de visita de Irene en Mare, el centro donde asistía a la preparación para el parto, y le llamó desesperada. No podía dormir por las noches y llegó un día en el que conduciendo hacia el trabajo pegó una cabezada y se asustó. No sabía qué hacer, padecía insomnio sin una razón aparente.

 

Irene descolgó y habló con ella. Escuchó sus palabras. Le dio su opinión sobre lo que tenía que hacer y le dijo una de las frases que mamá no olvidará nunca: “Mira Araceli, esto no puede ser, si tú estás triste, tu bebé está triste”. Mamá recapacitó y empezó a tomarse las cosas y la vida de otra manera. Así no podía continuar, necesitaba descansar y relajarse. Quedó con Irene al día siguiente, a las doce, después de la clase de postparto, ó la ayuda en el puerperio, que es prácticamente lo mismo.

 

Dicen que la diferencia entre hablar de post parto o de puerperio radica en cuestiones de tiempo ó con otros factores, pero que vaya, que yo no sé nada de medicina, así que, no lo puedo explicar mejor, únicamente, me gustó la palabra para comenzar a escribir este libro.

 

7

 

La “peli” y el miedo

 

Mamá hace cosas muy extrañas. Hoy se ha desvelado al oír, o mejor dicho, al percibir cómo se giraba mi tato de un lado a otro de la cama, así que, se ha levantado de la cama y ha ido al salón a encender la televisión.

 

Se han terminado las noticias y ha cambiado de canal. Estaban haciendo una película de miedo y se ha quedado para verla… ¡increíble!... ¡mamá no ha visto una “peli” de miedo entera en su vida!... y encima, no es que no le haya dado miedo, sino que hasta la ha analizado.

Era una de Almodóvar, si he entendido bien cuando lo comentaba, en la que al final salen unas palabras de reflexión de Santa Teresa de Jesús. Y definían muy bien lo que ella denominaba visiones, y que yo he traducido a mi forma como fantasmas.

 

8

 

Mi atención

 

¡Cuántas veces oigo a mamá decirme “atiende a lo que estás haciendo”…!, sobretodo cuando bajo escaleras, y, tengo que decirte que hasta hoy no me he caído…

 

Mamá, como todas las mamás, me castiga si piensa que debe hacerlo. Ella pone el límite en el número tres. Me advierte tres veces, y si a la tercera no le he hecho caso, en casa me castiga. Me manda al sofá sin moverme, algo muy difícil para mí, pero eso hace que piense en lo que he hecho ó dicho. Al cabo de unos eternos segundos viene para preguntarme por qué he actuado así. Normalmente no se me ocurre nada. Es ella la que me va dando ideas, hasta que una me convence más y le digo que sí. En ese momento es cuando me tengo que arrepentir y tengo que pedir perdón diciendo que “no lo volveré a hacer más, mamá”.

 

Ella me perdona y entonces me libera, puedo levantarme, cosa que agradezco enormemente, pues al segundo casi se me ha olvidado lo que hice unos minutos antes.

 

Y a partir de ese momento, si en alguna ocasión he vuelto a repetirlo, mamá me vuelve a castigar, hasta que aprendo que eso no lo debo hacer, que por allí no voy bien, que eso no lo debo decir, etc., etc. y un sinfín de etcéteras…

 

9

 

El pueblo

 

En invierno, cuando salgo de clase, voy a aprender inglés unos días, otros, bailes regionales, y otros a nadar. Cuando termino, nos vamos a casa a bañarnos y a cenar, y luego, si es todavía pronto, juego un rato hasta que se hace la hora de ir a dormir.

 

Los fines de semana son totalmente diferentes. Me levanto más tarde y nos vamos a pasear y a comer a casa de los iaios o de la abuela. Allí coincido con mis primos y nos lo pasamos genial. Pero, algún fin de semana nos subimos al pueblo. Se llama Vistabella del Maestrazgo, y como dicen algunos, está a “un pas del cel” (un paso del cielo). A mí me encanta ir allí, estoy tan cerquita del sol y de las nubes durante el día, y tan cerquita de las estrellas por la noche. Si el otro día casi “pillo” una que dijo mamá ¡que se cae, Celi, cógela, que es una estrella fugaz!..., y ¡jo, que de verdad de la buena que por un poquitín…!

 

 

Vistabella es montaña, es aire, es horizonte. Es vida.

Vistabella son robellones, senderos, plantas aromáticas, pinos, monte y caminos.

Vistabella es infancia creciente, adolescencia inquieta, juventud que un día estuvo y se fue. Madurez que permanece.

Vistabella es encanto, cordialidad de las gentes, amabilidad en su trazo. Poderío en su alcaldía.

Vistabella, única, divertida, atractiva, emocionante.

Vistabella fuiste, eres y serás.

Vistabella… TÚ.

 

10

 

El parto

 

El momento en el que nació Javier y el momento en el que nací yo tienen algunas similitudes. Entre ellas, la ginecóloga, que, tal como un día se definió en su consulta, es la primera persona que me tuvo entre sus manos, y a una de las primeras que debo agradecer estar en este mundo. Por supuesto, no nombro a mamá y a papá, porque ellos forman parte de mí. Son mis progenitores.

 

Decía, que tienen similitudes, pero también muchas diferencias. En el de Javier, mamá ya sabía la “lección”, y fue todo muy, muy rápido. No sólo en el garaje tuvo que agacharse y respirar, también en la recepción del hospital y en algún otro sitio que no recuerda y no me ha contado. En fin, un largo proceso de horas respirando con mucha paciencia y energía. Energía, como en “AVATAR”, la “peli”, ¿la has visto?... ¡qué bonita es!...

 

Y es que, para ella, todo depende de una misma. De conocer el cuerpo de cada una, lo máximo posible, de informarse, sobre las situaciones que pueden acontecer y de conseguir el apoyo de la gente que queremos para que estén cerca en un momento decisivo como es un parto.

 

Y todo esto, ¿cómo se consigue?, pues teniendo fortaleza y energía, tanto interna como externa, porque desde luego, el parto es uno de esos momentos que una madre nunca olvida.

 

11

 

Valores

 

¿Cuáles son los valores que todos deberíamos tener?

 

  • Amistad
  • Trabajo en equipo
  • Respeto
  • Saber escuchar
  • Saber entender
  • Saber estar

…y un largo etcétera

 

En fin, es un poco complicado, esto de los valores, pero en el cole nos los intentan inculcar, y según mamá, es muy buen colegio en este sentido.

 

Yo voy al mismo colegio que fue papá en su día. Y me encanta mi colegio. A mi hermano también. La verdad es que aprendemos y nos lo pasamos pipa. Y, estoy segura, que nuestro director se encarga de que todos cumplamos estos valores, porque él es el primero en hacerlo.

 

O, como decía Romero: “con paciencia y unas cañas”…

 

12

 

Frases

 

 “Cualquiera puede, pero no todos deberían” como dice Ratatouille, el ratoncito simpático que protagoniza la película con su mismo nombre. Es la primera película que fui a ver al cine, junto con tía Paz y mamá.

“Cualquiera puede ser sustituido”. Ésta la dice mucho mamá.

 

Y si las juntamos, podríamos decir: “Cualquiera puede ser sustituido, pero no todos deberían (ser sustituidos)”.

 

El otro día, mamá estuvo con excompañeras de ella de su primer trabajo, y recordaron cuando les dio por escribir y recopilar frases que iban diciendo unos y otros en aquellas oficinas tan grandes.

 

Las frases, las palabras, la entonación, cómo se dicen, cuándo, quién las dice,… la comunicación. ¡Qué importante es comunicarse y relacionarse! como seres vivos que somos. Tal como se estudia en primero de primaria.

 

Es cierto que nos comunicamos, pero esa comunicación tiende a ser individual y no física.

 

Según mamá, ahí está el error de la sociedad en general. Es bueno comunicarse utilizando Internet, porque es una alternativa más para ello, pero sienta muy bien un abrazo o un beso de un ser querido.

 

13

 

Mamá y los libros

 

Mamá a menudo dice: “Voy a escribir un libro que se titule…”, y cada vez es uno diferente. Un día es “Cómo tener a Javier en brazos”, otro, “Cómo cuidar a Javier y a Celi sin que se alboroten”, otro, “Cómo no volverse loca en momentos como éstos”, y miles y miles de títulos más.

 

Espero que el que parece que sí que va a llegar a término, el de “El puerperio de MAMÁ”, se haga realidad, porque sino, apaga y vamonos, je, je, je…

 

Lo cierto es que ella de escritora no tiene nada. Pero hace poco fuimos a la boda de mi tía, y le leyó unas palabras que le había escrito para ella, y jolín, ¡qué bonitas eran!, ¡qué emotivas!. Vaya, que hubo mucha gente que le felicitó. Y eso que a ella, aunque le gustaba mucho su escrito, no le pareció que las leyó como a ella le hubiera gustado hacerlo. En fin, cosas de mamá y su perfeccionismo, y del directo, je, je, como dicen en la tele.

 

Y hablando de bodas. ¡Qué bonita fue esa boda!, y ¡qué guapos íbamos todos!... yo también, mi vestido era espectacular. Llevaba unos volantes, y un collar con pedrería, y unas medias de mayor azul marino, y un pelo recién hecho de peluquería…, y, y,… uff… ¡ya no me acuerdo qué iba a decir!, ¡jolines!.

 

14

 

El “cole”

 

Me costó adaptarme la primera vez que fui a la escuela infantil, y, es que, después de estar dos años con una misma persona que me cuidaba a mí sola, Cristina, ir a una clase con más niños, llevar un horario para hacer las cosas, levantarme pronto… era un esfuerzo muy grande para mí.

 

Recuerdo un día de los que me llevaba mamá y me dejaba allí, cómo le cogí del pelo y gritaba a la vez “mamá”, para que no se fuera.

 

Después de aquello, decidió que sería papá el que me llevaría al colegio. Y mira por donde fue la solución, con él no lloraba, supongo que no hay una explicación muy lógica, simplemente que con mamá pensaba que así me llevaría con ella, aunque lo único que conseguía, y eso lo he sabido después, es que ella se iba triste a trabajar.

 

Ahora ya voy al “cole” de mayores. Allí lo paso muy bien. Está mi prima, que va a un curso superior, y juego mucho con ella y sus amigos. Mamá y papá me dicen que tengo que jugar con los de mi clase, y sí, a veces lo hago. Antes insistían más, ahora han llegado a la conclusión de que ya me iré acoplando y buscando un grupo de amigos. Además, a veces también me gusta jugar sola, ó con alguna hormiga o caracol, y tengo por delante una etapa escolar muy larga para hacer miles de amigos. Y me gustaría tener la misma memoria que D. Ramiro, que se sabe el nombre de todos los niños y niñas del colegio. Es algo asombroso, algo exagerado, pero a la vez envidiable.

 

Lo mismo ocurre con el bocadillo de queso. Mamá dice que es una manía mía, pues el queso con algo más, sí que me lo como, pero cuando hay bocadillo de queso para merendar, no lo quiero, y me como el pan. Ella quiere que coma de todo, por eso insiste, pero es realmente difícil.

 

Ahora al queso le llama mozarella, y cuando la comida tiene mozarella, y no queso, la verdad es que no me importa  me lo como.

 

Algún día también me lo comeré. Seguro.


15

 

Isabel

 

Esta tarde, en el desfile de UNICEF, mamá se ha citado en una de las dos escaleras con Isabel, la matrona de MARE. Ella es quien ayudó a mamá y papá en el nacimiento de Javier, en el mío, y en el de miles de niños.

 

Isabel es una gran profesional. Entiende casi todo este mundo y sabe ponerse en la situación de las mujeres embarazadas, o en las que acaban de tener un bebé, las puérperas, pues en muchas ocasiones, necesitan ayuda y ella siempre está disponible. Como Irene.

 

En definitiva, que a lo largo de la vida, de mi corto camino de vida, las personas van dejando huella. Unas más, otros menos, y, mientras tanto, yo voy labrándome un camino. Un camino lleno de flores, pajaritos, sol, más niños,… un camino lleno de paz, amor y esperanza.

 

No sé si las personas cuando mueren van o no al cielo. Lo que sí sé, es que mamá dice que ella cree que todos ellos, sobretodo, nuestros seres queridos, nos ayudan allá donde están, sino directa, indirectamente, porque lo siente así desde muy jovencita, desde que en un accidente perdió a alguien al que nunca va a poder olvidar.

 

16

 

Fin

 

Mamá llora cuando yo lloro, ríe cuando yo río, y me escucha y presta mucha atención, pero también reclama su propio espacio, su aire para respirar, su rincón para meditar, un piropo que le saque una sonrisa… en definitiva algo o alguien que le haga sentir cada momento como único, que le haga sonreír, que le ayude en el duro camino que es la vida.

 

Dicen que el puerperio dura dos años, que es cuando el niño empieza a ser un poco más independiente. ¡Qué razón tienen los que dicen eso!

 

Hoy, 26 de Febrero de 2010, tengo ya cinco años y medio, conozco casi todas las letras y ya sé leerlas y hasta escribirlas. Mi hermano Fco. Javier, tiene dos años y pico. ¡Está hecho un hombrecito! ¡Ay, si lo pudieras ver…!

Quizá pronto mamá empiece un nuevo embarazo. Ella siempre dijo que tres era su número perfecto de hijos…

 

En fin, me alegra haberte conocido, y, como dice mamá:

 

“De lo bueno, lo mejor, y lo mejor es para mí”

Nos vemos de mayores.

Besitos

 

 

 

Hace tres años me comentó su idea y no pensé que fuera capaz.

Una realidad que ha ido floreciendo con el tiempo y fortaleciéndose poco a poco.

Nunca hubiera apostado en el hecho de que durante la crianza se pueda escribir, tan siquiera, una frase.

Pero ella lo ha hecho, y esto reafirma mi pensamiento de que es una gran madre llena de sentimientos.

Araceli, una mujer que ha sido capaz de ser madre al cubo y plasmar su experiencia en la crianza a través de la escritura, no puede quedárselo solamente para ella, sino que lo comparte y se lo muestra al mundo entero.

 

Isabel Barreda Simó

sábado, 8 de marzo de 2014

"EL DOS" viaja y se presenta

en Villanueva de la Concepción

 

Decir "gran acogida" se queda corto.

Buena gente, buen ambiente y mucho más.

Sentimientos que permanecerán y que no hay modo de definirlos.

 

Presentar "El Dos",

eso es lo que hice...

 
 

 

Alguna foto para no olvidarnos...




Y firma de ejemplares...




Gracias a todos por seguir ahí.

lunes, 1 de abril de 2013

AGOTADO



Buenas noticias:

La primera y única edición de "El puerperio de mamá" está agotada.

Gracias a tod@s.

martes, 19 de febrero de 2013

+1 TIRITAS PARA SER FELIZ


+1
tiritas para ser feliz
 
Pretende ser el título del próximo libro. Pero, lo más importante, el punto de partida, y, como siempre, la poesía, dedicada a esos días que se me hicieron tan largos ante su ausencia, y que, de alguna manera, he aprendido a sobrellevarlos.
 
Es esa extraña sensación que se tiene de haber aprendido, de tal modo que, cuando se repitan, siento que sabré aceptarlos como algo pasajero en el tiempo, y mi espera y su regreso, se convertirán en momentos especiales.
 
Gracias.